3 ideas para elegir el nombre de tu bebé (algo absurdas, eso sí)


Durante el último fin de semana habré contado unas veinte veces seguidas cómo tras arduas negociaciones conseguimos ponernos de acuerdo el buenpadre y yo para elegir el nombre de mi hijo mayor.

Muchos os preguntareis que a cuento de qué he tenido que dar tantas explicaciones en las últimas 48 horas dado que el niño tiene ya tiene 9 añazos y un nombre bastante común: Ignacio, aunque siempre le hemos llamado Nacho.

Os cuento: resulta que este fin de semana ha actuado en Cáceres, dentro del festival Europa Sur, Nacha Pop, el mítico grupo de la movida madrileña en los 80, y una que ya es una chica de ayer junto al padre de las criaturas, que es el chico de antesdeayer, nos hemos plantado en la primera fila del concierto para rememorar viejos tiempos y, sobre todo, para rendir homenaje al grupo que nos proporcionó la pax conyugal cuando, embarazada de más seis meses, no éramos capaces de ponernos de acuerdo en cómo llamar a la criatura.

En aquel momento, los nombres que le gustaban a él no me gustaban a mí y los que yo proponía  le recordaban al compañero de colegio que peor le caía, al pringao del internado o a un profesor que le hizo la vida imposible. 

No menciono qué nombres eran por no herir sensibilidades… 

Con tanto prejuicio me puse a buscar otros nombres alternativos que también me gustaban como, por ejemplo, Ignacio pero, como no le convencía del todo, entre sus amigos y yo recurrimos a una estrategia de consenso que llegó entre bromas y veras de la mano de Nacha Pop, el grupo de culto del buenpadre. 


Finalmente, al niño le pusimos Nacho, en honor de Nacha Pop (para el buen padre) y en honor de una tradición familiar de tíos-abuelos llamados Ignacio (para mi familia materna), y así le inscribimos en el registro civil y así, unos cuantos años después, el sábado pasado el cantante Nacho García Vega conoció oficialmente a su pequeño tocayo de provincias: Nacho Vega (es muy friki… ¡Para más inri el niño se apellida Vega!)

De esa experiencia y de otras que os voy a contar vienen esas 3 ideas (algo absurdas) que os doy para elegir el nombre de vuestro bebé:

   1. Desde echar mano de un antepasado lejano de la familia de tu suegra a recurrir a tu cantante o actor favorito, todo vale para hacer un brainstorming de posibles nombres y  para buscar argumentos que convenzan a tu pareja de que tu propuesta es su propuesta. 

      Sí, ya sé, que eso me deja a la altura de quienes su amor por el Mr. Tambourine del viejo Bob les ha hecho bautizar a su hijo Dylan (aunque vivan en Moratalaz y se apelliden Gutiérrez) y, peor aún, ya sé que es la misma estrategia que siguieron aquellas futuras madres que en los 90 salieron del cine levitando tras ver El Guardaespaldas y unos meses más tarde pusieron a sus hijos Kevin Costner de Jesús

     Qué le vamos a hacer, es difícil ponerse de acuerdo… Todo sea por la felicidad conyugal en un momento crítico.

2.  Si no hay acuerdo es mejor dejar la elección para cuando veáis la carita del bebé. Su mirada sonrosada os puede inspirar y ver si tiene cara de llamarse Carmen o Noa (que está muy de moda). Esta opción no está exenta de riesgos porque la emoción del momento os puede llevar a ponerle el nombre de la matrona que atendió el parto o  acabar bautizándole con un nombre tan singular como Heraclio. 

Eso, lo de Heraclio no lo de la matronale pasó a un bisabuelo mío al que una noche fueron a buscar a la taberna donde estaba jugando a las cartas para comunicarle que había nacido su hijo número dieciseis. Al preguntarle por el nombre que debían ponerle se quedó mirando la baraja impresa en el taller de naipes vitoriano de Heraclio Fournier y sentenció: se llamará Heraclio. Con una prole tan extensa se le había agotado la inventiva y recurrió a lo que tenía más a mano...

      Como no quiero aburrir ni que penséis que he heredado algún trastorno nominativo que volvería loco al mismo Freud hoy no os voy a contar la historia del nombre de mi propio abuelo, hermano mayor de este Heraclio y bautizado como García (sí García de nombre, no apellido) ni la de otro hermano más inscrito en el registro como Camisón (sí, Camisón de nombre propio, no de prenda para dormir). Lo dejaremos para otro post sobre nombres que imprimen carácter y hablaré también de los que llevan con orgullo mis otros dos hijos: Guillermo y Tomás. 

3.     3.  Echad mano de las nuevas tecnologías y descargaros una APP para elegir el nombre del niño/a: como hoy en día lo de jugar a las cartas en los bares está de capa caída y lo que se lleva es el poker on-line no os va a quedar otra que buscar la inspiración en la red de redes. Existen muchas opciones pero yo aquí os traigo un par de ellas:




No sé si os habré ayudado en la ardua tarea de elegir el nombre del bebé (casi que lo dudo...) pero espero que, al menos, os hayáis echado unas risas. No pretendo más.



CONVERSATION

2 comentarios:

  1. Ufff, pues así estamos nosotros, ya de 27 semanas y sin nombre para la criatura, pobrecito. Con el primero lo teníamos clarísimo, pero el segundo nos está costando una barbaridad. Los que nos gustan a uno no le gustan al otro, y lo que es peor, es que a ninguno nos convence especialmente un nombre.
    Pero me resisto a ponerle nombre una vez que le vea la cara, soy de ésas que necesita tener el nombre antes.

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  2. Pues nada, Irene, echa mano de la calculadora de nombres o de la APP. Tal vez os venga la inspiración y el consenso...Mientras que no le pongas Heraclio... jajaja
    Gracias otra vez por pasarte por aquí y por colaborar con tus comentarios a enriquecer el blog.

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