Colegios que denuncian a madres que intercambian uniformes y otras vicisitudes de la vuelta al cole




Vivir en provincias te depara la cotidianeidad impagable de saber que cuando vuelves al curro en septiembre vas a abrir la ventana de la oficina y lo primero que vas a escuchar es al melonero a voz en grito vendiendo “melones y sandías a raja y cala” (aunque yo este año creí escuchar que eran melones y sandías a gran escala… tanta noticia económica me está derritiendo las neuronas…).

Pues eso, que vuelves de vacaciones y sabes que todo sigue ahí. Eres consciente de que otra vez has dejado para el último día lo del forro de los libros (a pesar de que los compraste en julio) y revisar si los pantalones del uniforme necesitan rodilleras pero igualmente sabes que aunque parezca que te pilla el toro al final le haces una media verónica y los niños empiezan el curso con total normalidad, como dicen las crónicas de vuelta al cole en el telediario.

Septiembre vuelve con su bendita rutina provinciana a poner todo en su sitio hasta que un septiembre cualquiera lees el parte de la policía local (que es más de provincias que nadie) y te encuentras con que Sobre las 12'00 horas, desde el Colegio Carmelitas, situado en la calle San Pedro de Alcántara, requieren presencia policial al denunciar a un grupo de madres vendiendo uniformes de segunda mano frente al mismo colegio…”.

Y entonces se te caen los palos del sombrajo y sabes que este septiembre ya no será lo mismo porque te imaginas a unas madres de las del Cáceres de toda la vida con un puesto de mercadillo en la calle más chic de la ciudad vendiendo uniformes a raja y cala entre el escaparate de Adolfo Domínguez y el de Roberto Verino. ¡Oh, cielos!

Sabes que algo ha cambiado porque eso nunca ha pasado aquí. ¿Buenas madres de mejor familia vendiendo uniformes de segunda mano? ¿monjas denunciando a esas madres que a sus ojos han dejado de ser tan buenas porque les estropean el negocio?¡ Ay! este ya no es mi Cáceres.

Aclaro que lo del puesto de mercadillo es una broma hiperbólica (aunque juro que fue lo primero que me imaginé al leer la denuncia) y que simplemente se trataba de unas madres que estaban guardando en un coche uniformes usados para intercambiar entre ellas o vender por un precio simbólico, tal y como se hace en otros centros educativos de otras ciudades. Algo normal en estos tiempos de crisis y de consumo responsable y, ¡ojo! para lo que no hay que estar dada de alta si no se supera una determinada cantidad. De hecho la policía se personó y ni siquiera intervino.

El hecho me llamó la atención porque en esta provincia (y en otras también) la mayoría somos opinadores de salón que todos los septiembres nos quejamos entorno a un café o en el muro de facebook  de los precios abusivos de libros y uniformes. Despotricamos, sí, pero no hacemos nada por buscar una alternativa. Pagamos religiosamente y hasta el curso que viene cuando nos vuelvan a dar otra vuelta de tuerca con un absurdo cambio de editorial o de color en el escudo de un suéter que cuesta 36 euros en el cole y 15 en un comercio de la calle.

Por eso lo primero que me sorprende de este hecho es que por fin unas madres se unan de una manera más o menos organizada para que el monopolio que imponen algunos colegios con la venta de los uniformes sea algo menos sangrante para la economía familiar en unos tiempos que son difíciles para todos.

Y lo segundo que me deja ojiplática es ver a unas monjas, profesores o conserjes (sea el que sea quien haya hecho la llamada de denuncia a la poli... porque en este ajo están metido tanto colegios religiosos como laicos) intentando poner puertas al campo al estilo de los taxistas que cargan contra blablacar o de esas asociaciones locales de comercio que incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos solo saben quejarse de la competencia de los mercadillos y de la venta por Internet. El futuro ha llegado para quedarse y alguno aún no se ha enterado.
 
Que sí, que yo más que nadie sé que los colegios concertados tienen dificultades para hacer frente a gastos que no sufraga la administración pública. Vale que tienen que buscarse la vida, pero tirar siempre del recurso fácil de apretar cada vez un poco más a las familias, sea con la venta de uniformes o con los libros de texto, no es el sistema. Pónganse a pensar en cómo obtener esos recursos sin poner precios abusivos a la ropa y  no cambien las editoriales de los libros cuando no toca. Debe haber otras fórmulas. 

Dicen desde uno de estos colegios que ellos ya han tenido en cuenta que hay familias necesitadas y para ello han creado un ropero solidario con uniformes de segunda mano gratuitos. Está muy bien que hayan pensado en ello pero, claro, yo me pregunto ¿Cuántas familias y en qué condiciones se pueden beneficiar de ese ropero? Imagino que el servicio solo llegará a un número limitado y lo cierto es que si miro a mi alrededor, salvo la familia Pujol y los nietos de Amancio Ortega, la mayor parte de los familias españolas llegamos ajustadas a fin de mes y poder optar a un intercambio o a una compra simbólica de un uniforme de segunda mano, sea a través del ropero o de la iniciativa de esta madre, es una gran ayuda en mitad de tanto gasto escolar.

A estas alturas de mi desbarre uniformal ya habrá alguno de vosotros que habrá pensando “pues que se lleve a los niños a un colegio público que ahí no tienen uniforme, se gastarán menos y , sobre todo, tendrán menos riesgo de que la detenga la policía por compra-venta ilegal”. Pero, claro, hasta donde yo sé a los coles públicos todavía no se puede ir desnudo y la ropa también cuesta dinero. 

Además, sin uniforme hay que cambiar el modelito, aunque sea un simple chándal,  todos los días y reconozco que en mi caso, además de un gasto extra, sería un verdadero quebradero de cabeza cuando les preparo la ropa cada noche. Fui educada por una madre muy fashion y no puedo quitarme del subconsciente, salvo que recurra al psicoanálisis, la imperiosa necesidad de combinar hasta el color de los calcetines con el de las horquillas del pelo. Vamos que me resuelve más la monotonía poco creativa del pantalón azul marino y el jersey burdeos.

Por eso, estoy encantada con que mis hijos tengan uniforme. Afortunadamente el cole al que van aún no ha entrado en esta dinámica de venderlos ellos mismos.  Los puedo comprar en hipermercados o en comercios de mi ciudad al módico precio de 10 euros los polos, 12 los pantalones y algo menos de 15 los jerseys. Con dos uniformes por cabeza van que chutan por lo que en mi caso sí que es un ahorro.

Nos queda lo de los libros que es otro cantar ( y otro penar) que da para escribir una enciclopedia de posts… Pero ahora no me queda tiempo para pontificar sobre el asunto… O me pongo a forrarlos ya o esta vez sí que me pilla el toro.

En fin, tanta preocupación con la vuelta al cole para que al final Tomasito me tire por tierra todo con la siguiente conversación:

-          - ¿Tomasito, no tienes ganas de volver al colegio?
- NO
- Pero...¿es que no tienes ganas de volver a ver a tus amigos de clase?
- Eso sí, mamá, pero prefiero encontrármelos por la calle.

Ya véis. Para qué tanta preocupación por los uniformes con lo feliz que es él triscando por la playa con su bañador de tiburones…




Amigos, que la fuerza os acompañe en la rentreé escolar

CONVERSATION

5 comentarios:

  1. Vaya por delante que de provincias somos todos.

    Como los Puyol, es un ejemplo de tantos, defraudan..., ¿el resto también tenemos derecho a hacer nuestros trapicheos?
    No veo a los que no usan uniformes haciendo compra/venta de ropa en la calle enfrente de los colegios a los que van. Cada uno se busca la vida como puede pero no veo a la gente haciendo propaganda.
    También hay colegios públicos en los que los mismos padres y madres han decidido que sus hijos utilicen uniformes. Supongo que deben asumir esa decisión que han tomado. No creo que haya que becarlo con ayuda pública ninguna.

    Creo que nadie obliga a llevar a los niños a colegios concertados. Es una decisión de los progenitores y supongo que, al hacerla, asumen todo lo que se deriva de ella. No creo que haya que becarlo con ayuda pública ninguna.

    Lo que les molesta a los colegios concertados en los que se facilita el uniforme es que ciertos padres que han reservado los uniformes los adquieran por otra vía y el colegio se coma los uniformes reservados.
    Si esto además se hace delante de las narices del colegio pues sienta bastante mal.
    Es como si le pides al frutero un kilo de manzanas y terminas comprándoselo más barato a uno que pasa por delante de la frutería.
    Por lo menos tengamos la decencia de no hacerlo delante de las narices del “perjudicado”.
    La educación básica es gratuita y obligatoria en el territorio español. Eso es lo que pone en la Constitución Española. También dice que los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes.
    No pone nada sobre que uniformes, libros y material escolar tengan que ser gratuitos.

    Que yo sepa no nos cobran más, aparte de lo que damos en los impuestos, para pagar el sueldo de los profesores que "enseñan y educan en valores" a nuestros hijos.
    Sí, el sueldo de profesores y maestros sale de nuestros impuestos. No hay unos señores y señoras haciendo billetes por las noches en el Banco de España para pagar esos sueldos. En eso se basa lo público y lo concertado, en que se paga con los impuestos de todos y estos llegan hasta donde llegan. Sí, no se recauda lo suficiente como para que todo salga gratis.

    Por cierto, las becas y ayudas y prestamos de libros son para la gente que no tiene medios económicos para hacer frente a estos gastos, no para los que aparentan no tenerlos.
    Si tu pensamiento es que el Estado tiene que sufragar estos gastos porque piensas que ahí está la gratuidad de la enseñanza lo que debes hacer es manifestarte denunciar la situación y votar al que pueda realizar ese pensamiento pero no hagas malabares para conseguir becas y ayudas porque no existen para justificar tu pensamiento.

    Eso sí, los progenitores enseguida olvidan que la ESO es una enseñanza obligatoria y que como tal todo el alumnado de este país está obligado a terminar.
    Luego nos inventamos lo de la Formación Profesional Básica para que los que no les da la gana terminar la ESO puedan hacer algo en la vida… Claro, como en la Formación Profesional no hay que estudiar… sobre todo en provincias…
    Es curioso, se inventó la ESO porque los jóvenes con 14 años de la EGB no tenían suficiente madurez para poder decidir que querían hacer con su vida y sin embargo los jóvenes de la ESO que no superan 3º ó 4º si que pueden decidir dejar la ESO y hacer la FP Básica o no…

    No veo al ciudadano de a pie denunciando en comisaría al defraudador/a, ni al corrupto/a, ni al malversador/a de fondos públicos. Si tanto nos molesta que nos toquen el dinero recaudado por impuestos y que no se use como se debe de usar porque algún mangante/a lo ha extraviado, deberíamos denunciar más en comisaría.
    ¡Ah! ¡Claro! Es más barato protestar y vocear de vez en cuando que, además, es gratis.

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    1. Juan, creo que o no ha leído completo el post o tal vez yo no he sabido explicarme... pero quiero que quede claro que en ningún momento mi objetivo era pedir ayudas públicas para la compra de uniformes ¡Estaría bueno!
      Quien lleva a sus hijos a un colegio (concertado o público) con uniforme es por su propia elección y asume el gasto extra que le suponga. Lo que yo quería poner de manifiesto es como algunos colegios ponen unos precios abusivos a esas prendas cuando su coste en un comercio cualquiera es mucho menor. Entiendo que tienen que buscar fórmulas para financiarse pero el tema de uniformes o de precios de libros está siendo excesivo en muchos centros (es un problema del centro no de la Administración Pública). El remate, en este caso, ha llegado con la denuncia por parte del colegio a unas madres que guardaban unos uniformes usados en un coche para intercambiarlos entre ellas (sin hacer propaganda y sin tener un tenderete en la calle). Vaya por delante que me parece muy bien que estas madres se intercambien los uniformes (yo también lo hago) o pongan un anuncio en revistas de segunda mano (algo perfectamente legal).

      Respecto a los libros de texto y las ayudas yo no he dicho nada en este post aunque habría mucha tela que cortar. En mi comunidad autónoma se ha puesto un límite de renta para acceder a estas ayudas para libros lo cual me parece más justo que las ayudas universales aunque el nivel de renta elegido para poder optar también daría para otro debate.
      En fin, le animo a que relea el post y le agradezco enormemente su visita al blog y su participación con comentarios

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  2. Reescribo este párrafo como deseo que sea:

    Por cierto, las becas y ayudas y prestamos de libros son para la gente que no tiene medios económicos para hacer frente a estos gastos, no para los que aparentan no tenerlos.

    Si me puedo ir de vacaciones con toda la familia y gastarme cierto dinero pues tengo para pagar uniformes, libros y material escolar. Claro, evidentemente me tengo que quedar sin vacaciones en el lugar donde quiero ir pero medios económicos tengo para el colegio de mis hijos. No paso penurias para que mis hijos se eduquen.

    Si mi pensamiento fuera que el Estado tiene que sufragar estos gastos porque pienso que ahí está la gratuidad de la enseñanza lo que debería hacer es manifestarme, denunciar la situación y votar al que pueda realizar ese pensamiento pero no es de ley que intente conseguir becas y ayudas porque no existen para justificar ese pensamiento.

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  3. Pues a mí me parece estupendo que se intercambien o vendan a precio simbólico los uniformes. Cada uno con sus cosas puede hacer lo que quiera, siempre que sea legal, como comentas que fue. Es como heredar la ropa de los hermanos pero de los compañeros de colegio. Lo que sí, igual tenían que estar más listas y hacerlo en otro lado. Ja,ja,ja. Ya no es solo el ahorro, fundamental en estos tiempos, sino el consumo sostenible, como tú muy bien mencionas. En cualquier caso, me choca lo de que vendan el uniforme en el cole. En el mío se compraba fuera del colegio.

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    1. En el cole de mis hijos también se puede comprar el uniforme en tiendas a precios bastante razonables sin embargo hay otros coles que han empezado a venderlos ellos mismos, sin posibilidad de comprarlos en otros sitios y con precios más altos de lo habitual...De hecho la anécdota que cuento en el post ocurrió en uno de estos centros (que no es el de mis hijos pero si el de muchas amigas y familiares) Al final la sangre no llegó al río y la denuncia se quedó en nada porque lo que estaban haciendo las madres era perfectamente legal (estaban cargando uniformes en un coche para hacer el intercambio en sus casas) y lo que pasó fue que alguien del cole se extralimitó en su celo profesional...Ahora esta todo mas calmado y espero que cuando comience el nuevo curso las cosas se normalicen y se pueda organizar un mercadillo de segunda mano con normalidad, tal y como se hace en muchos otros coles...

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